BUENOS AIRES. Frente al pretendido Pacto de Mayo, el presidente de Argentina, Javier Milei, celebró ayer el Acto de Mayo, una descafeinada puesta en escena en la que el mandatario, sin los gobernadores provinciales, pero apoyado por su gabinete y miles de enfervorizados seguidores, volvió a condicionar algunos anuncios a la aprobación de la “ley ómnibus”.
La ciudad de Córdoba albergó el discurso institucional del mandatario por el Día de la Patria, festividad en la que se conmemora el 25 de mayo de 1810, como el inicio del proceso independentista de la Corona española.
No obstante, no tuvo todos los ingredientes que Milei había previsto el 1 de marzo, cuando ante el Congreso fijó tal fecha como hito para presentar el Pacto de Mayo con los gobernadores nacionales, todos ellos opositores, una especie de acuerdo de “refundación nacional”.
Pese a ello, y aunque el portavoz, Manuel Adorni, fue consultado varias veces al respecto, el Ejecutivo argentino rehuyó en las últimas semanas la palabra “fracaso”; sin embargo, el mandatario estaba escoltado en el estrado cordobés por los integrantes del Regimiento de Granaderos y no por los regidores locales, que hubiera sido la foto ideal.
La lenta tramitación en el Senado de la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, más conocida como “ley bases” o “ley ómnibus”, y del paquete fiscal (ambos programas de reformas estructurales aprobados ya por Diputados, pero aún en comisión en la Cámara Alta) impidió la imagen prevista; quizá, por eso, Milei aprovechó su discurso para “reiterar la convocatoria” y la extendió “fraternalmente”.
“No puede haber causa legítima para oponerse a la sagrada tarea de reconstruir la nación. No hay especulación ni ambición que justifique el empobrecimiento de nuestra nación”, argumentó el líder ultraliberal en la búsqueda de esos apoyos políticos, principalmente de la oposición.